miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cuéntame una Desgracia que te hago caso.

Me dá la sensación que cuando cuentas algún suceso desagradable
por el que has pasado aunque no hace falta que sea gran cosa..
Una anécdota como que perdiste el bus y fuíste detrás corriendo y te vió mucha gente
y ahora estás fatal porque te dió verguenza..
¿No? un ejemplo , como puede ser que no hayas reunido el suficiente dinero para comprar
los libros de texto de tus hijos y has tenido que pedirlo y te sientes muy mal porque no sabes
cuando lo podrás devolver.
Podría estar poniendo ejemplos hasta aburrirme..
Pero no lo haré.Sólo afirmaré que en cambio cuando cuentas alguna buena noticia
o que tienes intenciones e ilusión para emprender un nuevo proyecto..
Al del frente le dañas su ego y puede que no te haga mucho caso.
O si lo hace no éstará del todo contento con el planteamiento.
 Es más te interrumpen con preguntas como :
¿Podrás?, ¿y tu familia que dirá al respecto?
Todas esas preguntitas, digo preguntitas porque están ya en nuestro interior
y van saliendo para que les hagas caso como a modo de un susurro o una fina vocecita.
Susurro que intentas responder calmadamente y olvidarte
sino no se harían muchas cosas si les prestas más atención de la debida.
Pero tranquila, que ya te saldrán en la realidad y no a modo de susurro.

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